viernes, 16 de julio de 2021

¡IGLESIA, SAL DE TI MISMA!



 ¡Iglesia, sal de ti misma!

Preguntaba el otro día (antes de su operación) el papa Francisco a un grupo de periodistas y de responsables de los medios comunicación de la Iglesia, si el mensaje del evangelio llegaba a la gente. La necesidad de anunciar el mensaje de Jesús es urgente. Si, aún cuando, la Iglesia tiene medios para hecerlo, ¿por qué no llega a sus destinatarios? Francisco insiste que para ser creíbles, la Iglesia debe “estar en salida”. ¿Qué querrá decir con esa expresión hablando de los medios de comunicación? En primer lugar, que el lenguaje que utilice no debe ser el soberbio, periclitado y a veces rancio que usa la institución eclesial. En segundo lugar, que las plataformas desde las que hablan los jerarcas de la iglesia (sedes catedralicias, púlpitos, boletine oficiales, semanarios diocesanos, hojas parroquiales, emisoras católicas, revistas pías, asociaciones tradicionales, etc., etc.), deben cambiar para así poder salir al encuentro de tantos hombres y mujeres que de un modo u otro andan buscando la trascendencia.

Un Iglesia en salida significa que ésta en cierto modo debe “vaciarse” de sí misma, hablar al mundo de igual a igual, y humildemente, sin arrogancias, nunca “imponerse” al que vive fuera de ella o en la frontera de la creencia. No tiene sentido tratar a los alejados como feligreses rebeldes, sino como validos interlocutores. Me escandaliza entonces, esos discursos arrogantes y textos episcopales que fustigan y condenan sin matices las cosas que ocurren en este mundo.

Son posturas y actitudes que cierran las puertas. Por eso me duele tanto la Iglesia.

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