miércoles, 28 de julio de 2021

LAS TRES MIL CUMBRES DE MI AMIGO JESÚS

 

Hoy he subido, acompañando a mis dos amigos, Isabel y Jesús, a la cima del tozal de Iguerra, en el valle de Gistain, y que hace la cumbre número tres mil que mi amigo Jesús ha alcanzado y que comenzó  siendo un adolescente. Su primera gran cima fue la del potente Puigamale que ascendió con su hermano desde el valle de Nuria y casi sin enterarse. Las ha sabido contabilizar desde el princpio y una a una y sólo cuenta las cumbres a las que ha subido en Pirineos o en Chamonix. No computa las muchas ascensiones que ha hecho en las montañas de la Comunidad Valenciana.

Ha elegido para llegar a ese número casi imposible para muchos de nosotros (acomodados más bien a nuestros sofás) una montaña de fácil acceso, pero magníficamente situada y la ha escogido en atención a nosotros, su esposa y yo, ahora ya nada expertos.  La perspectiva que contemplábamos en su cumbre es soberbia: los macizos del Cotiella -, desnudos gigantes de roca caliza-, la lejana cara norte de la Peña Montañesa, el altivo macizo del Posets y los Eriste, el collado de la Cruz de Guardia, las vertiginosas paredes del Maristás y al fondo, todo el valle de Gistain con sus verdes laderas pobladas de bordas.

Subida en curso: 2230272 de 2808152 bytes subidos.

Mi amigo Jesús es toda una maquina preparada para andar en la montaña: su aspecto es de uno de esos “sherpas” del Himalaya, enjuto y todo músculo y sus piernas parecen poseer un motorcito que automáticamente se echan a subir cuestas. Sin embargo, creo que lo que ha desarrollado más es su mente y su corazón: cada vez él mira más esta sociedad con clarividencia; sabe colocar sus ojos y sus oídos en lo que importa y su alma es más generosa y más abierta en la amistad: un gran tesoro del que disfrutamos todos su amigos.

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