El otro día en la parroquia de san Mauro, y con los miembros
del Cofradía del Cristo de la Concordia,
tuvimos la oportunidad de ver , a través
de una película, aquello a lo que se refería Jesús cuando proclamaba las bienaventuranzas,
llamando dichosos a los que las encarnaban en sus vidas.
Yo siempre digo que muchas películas de hoy son las
parábolas que Jesús ayer contaba y que por venir de Él, hoy se tornan aun reales
en mucha gente que le sigue.
La película que vimos en el Cine fórum que presenté y dirigí
se titula “Las nieves del Kilimanjaro” de Robert Guedegian (Francia, 2011).
Nada que ver con la del mismo título de 1952. Con un adecuado numero de
cofrades y con un percance final que nos quitó un poco la miel de los labios, vimos
cómo realizan en sus vidas la felicidad que pregonan las bienaventuranzas.
De un modo muy concreto, entre los “portuarios” que trabajan
en los muelles del puerto de Marsella, vimos cómo se puede ser pobre en el espíritu,
o ser misericordioso, o tener hambre y sed de justicia y así encontrar la felicidad
del Reino. Ese Reino de los Cielos que
es el Kilimanjaro, o ver a un camarero que se torna en un ángel.
Hay que ver la película para entenderlo. La puedes alquilar
en los videoclubs o bajártela. No te arrepentirás.
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