Retorno, o eso es lo que quiero. Noqueado por el guantazo de
un descomunal catarro, ando estos días como un zombi. Otra vez las enfermedades
del frio me pillan desprevenido. He estado casi tres días sin voz, afónico por
un catarro invernal. Medio mareado, no tenía ganas de nada, ni siquiera
apetito. Aunque en de momento el resfriado parece aún más atacar, creo que ya ando saliendo de la enfermedad.
Creo que la única manera de salir de un gran catarro es pasándolo:
dejar que los días y sus horas pasen y si te estás quieto y al calorcito de casa, mejor.
Lo que pasa que a ver quién puede hacer eso. He
tenido que celebrar Misas con un hilo de voz a punto de romperse.
También
he advertido el interés y preocupación de la gente de mi alrededor por mi
salud: además de preguntar por ella, me ha n dado sus propios consejos
sanitarios: que si leche y miel, infusión de tomillo, gárgaras con bicarbonato,
vaharadas de eucaliptus, brevajes de romero y limón, etc. además de tratamiento
de farmacia (paracetamol, efedrina, antigripales).
Espero que en unos días este “impasse”
sea un episodio más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario