A todas las mujeres. A todas las muchachas en flor. A todas las
madres, a todas las Conchas, Inmaculadas e Inmas,Puris y Marías, a todas las que tienen el corazón abierto de par en par
a la acción del misterio, a todas las que arrastran el dolor en su vida por un
hijo, a todas las que se han quedado solas porque el hijo se les ha perdido, a todas
la madres que sufren lo indecible por los pasos
equivocados que dan a sus hijos, a todas las madres que se sienten orgullosas
de lo que son sus hijos, a todas las madres desesperadas porque no saben qué
hacer con la adicción de sus hijos, a todas las que lloran ante el cadáver de
su hijo abandonado en las cunetas del mundo, a todas las mujeres obligadas a
vivir bajo vestidos como si fueran fantasmas, a todas las mujeres que se han
quedado viudas, a todas las mujeres maltratadas, a todas las mujeres que en el radicalismo
feminista parecen mujeres bloqueadas y frustradas, a todas, a todas
como el ángel
Gabriel, yo les saludo:
¡Dios te salve, María!
¡Dios te salve, María!
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