Me imagino que ya
habéis empezado en estos días la serie continua de cenas de empresas, cenas de amigos, cenas de clubes, cenas de
compañeros, etc. La cuestión es comer y comer. Es de agradecer el andar distendido
comiendo en la mesa con algunos compañeros, cuya relación es oficial, laboral y
casi anónima durante el año y de pronto, ¡zas!, descubre que también son seres humanos
como tú, que nos son tan antipáticos como
lo parecen en el despacho… ¡Milagros de la mesa compartida!
Claro que después viene las consecuencias:
empacho ya antes de que llegue la navidad, sal de fruta y omeprazol para combatir hartazgos
e indigestiones. O sea, que llegas a
Nochebuena… y ya no te cabe más… aunque te hayas prometido moderación y parquedad
en el comer y beber. ¿Y cuándo vas a empezar el régimen? ¡Después de Reyes,
seguro!
Yo ya he empezado, no el régimen desde luego, sino las cenas de amigos y aquí hay tenéis constancia de que no ha habido mucha moderación.
Los sufridos cornúpetas de la foto son buena gente y, sus abnegadas esposas, santas mujeres. Que conste.
Cuando nos vean nuestros hijos.... Bueno pensaran que somos felices simplemente
ResponderEliminar