Hoy
ha empezado el Adviento. Adviento (del latín ad venire, venir por delante) es
tiempo de esperanza, tiempo de futuro, tiempo de tensión. “Estad preparados,
vigilad, alerta, que viene el Señor”.
Hay
que preparar la llegada de Jesús, estar dispuestos para cuando, a la mañana, al
mediodía, a la noche él venga. Así que vamos a prepararnos.
Por
de pronto compremos un guirnaldas de lucecitas y las pondremos en el balcón
(puede parecer un “puticlub” o el anuncio del circo. También dentro de casa montaremos
el belén (y el buey y la mula, que hacemos con ellos?) o el árbol y colocaremos
guirnaldas y ramitas de acebo y mas cachivaches
de relativo gusto hortera. Colgaremos en el alfeizar de la ventana o en los hierros
del balcón un gordo Papa Noël (que es una invitación expresa para que los cacos
accedan por esa vía a tu vivienda. Compraremos turrones polvorones y mantecados
de Estepa para que los invitados salgan atiborrados. Gastaremos dinero en
comprar algunas botellas de cava y licores para festejar con los amigos y
familia la humildad de Dios naciendo pobre.
¿Y
las cenas y comidas de la Navidad, que no son una, sin mil: Nochebuena – Navidad
- Segundo día de Navidad. Nochevieja - Año Nuevo. Noche de Reyes - Día de Reyes?
Uff!, a ver si encontramos marisco bueno y barato: algo incompatible, o nos
devanamos los sesos para cocinar aquella receta del pavo trufado” a la poitiné”.
Mientas lo cocino puedo pensar en lo que pasó en Belén.
Durante
el adviento, iré pensando y adquiriendo para así adelantar a la noche de Reyes
los regalos que debo hacer a familiares, amigos, y otros. ¿O qué regalaré a los
niños si ya tienen de todo? ¿Y a los amigos: colonia ¡que vulgaridad! Música
(no les gusta). Un libro (si no leen más que el Marca?) Doble problema: ¿ Papá
Noel o Reyes Magos?. Solución a dilema: los dos.
No
hay alternativa: o preparamos de verdad al venida del Señor o convertimos la Navidad
en una movida: desarreglos intestinales, unos kilos de más y el bolsillo vacío.
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