En los momentos difíciles se nos ofrece la posibilidad de afianzar los vínculos con aquellas personas que amamos. Esa dificultad (una muerte de algún familiar, un problema de salud, un asunto laboral) se convierte en una bendición disfrazada para aquellos que después de atravesar juntos la experiencias de los límites, de reconocerse heridos y de abrazar el dolor, se ha fortalecen en sus vínculos y su intimidad
Miro las situaciones de mi vida que más me
cuestan asumir, situaciones
personales, familiares o laborales. ¿Podría
ser capaz de encauzarlas como bendiciones disfrazadas, como ocasión para hacer
aprendizajes, para crecer en el amor?
Hemos de sumergirnos del todo en la
amistad, lo mismo que en Dios, para volver a emprender el camino con una fuerza
y potencia nuevas hacia los hombres, hacia el mundo de ahora. No permitas, Señor,
que no se pierda nada del amor porque tenemos la necesidad y la ocasión de
expresar nuestra amistad en medio de las lágrimas.
Señor enséñame a encontrarte en todo lo
que me ocurra en mi peregrinación hacia ti, para que mi deseo de ti se haga
cada vez más fuerte, más completo y más radicalmente fiel y que así mi amor
hacia todo y hacia todos no deje de crecer siempre más y más hacia su pleno
resplandor.
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