Predicando contra Obama

 Me ha dejado bastante frío la visita que hice ayer  -como turista, claro- a la Casa Blanca donde  reside el presidente de los Estados Unidos de América. Rodeada de arriates de flores, de idílicos parques de cuidado césped esmeralda  y donde las ardillas, los estorninos, las palomas y los gorriones se disputan la comida a los pies de los visitantes, la mansión del "emperador del mundo"  aparenta ser demasiado sencilla ( en las imágenes que se sirven en la televisión, el edificio parece más grandioso).

Aunque  era la primera hora, ya había bastantes turistas haciéndose fotografías al pie de la verja frente a la Casa Blanca. Entre ellos un hombre, gigante y negro, leía a grito pelado la Biblia,  precisamente la diatriba contra la riqueza de los poderosos que escribió en ella el profeta Isaías  (capítulo 22). De cuándo en cuándo  se saltaba el texto que leía, añadiendo frases de su cosecha, con las que advertía a Obama, el residente de la mansión, que sólo es "Jesus quien salva". Seguro que al "emperador" no le llegarán los grandes gritos que profería.