Camino al triunfo, camino a la virtud.
Esta pregunta de la sinrazón
que hacía Platón en un ayer de fin del
siglo V se puede hacer de nuevo a tantos
jóvenes de hoy a los que sólo la eficacia de la acción, la buena remuneración
de paga de sus trabajos y pasar al coro la fama que de oropel disfraza. ¿Es lo únicoque les
interesa.
“Mi buen amigo, siendo
ateniense, de la ciudad más grande y más prestigiada en sabiduría y poder ¿no
te avergüenzas de preocuparte de cómo tendrás las mayores riquezas y la mayor fama y los
mayores honores y, en cambio, no te no te preocupas ni interesas por la inteligencia,
la verdad y por cómo su alma va ser lo mejor posible?
Platón, Apología de Sócrates, en diálogos,
I, Madrid -Gredos 1981
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