Por
fortuna hay muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo que son capaces de
realizar el más grande sacrificio: entregar su vida por los otros. Los
cristianos sabemos que eso es también un don, algo que se nos da como
consecuencia de nuestra fe en Aquel que nos dijo “No hay mayor amor que el de
aquel que da su vida por los demás”. A veces ese heroico gesto último -entregar
la vida- se hace desde altos presupuestos pero otras es sencillamente la evolución
y proceso de una actitud y generosa virtud que nace de la fe en aquel primer
mártir que fue Jesucristo.
Naturalmente
el cine ha sabido recoger este admirable y supremo gesto humano .Hay una gran
lista de películas que nos lo recuerdan: algunas de ellas preciosas obras
maestras del cine (“La pasión de Juana de
Arco” de Carl Th. Dreyer, “Sacrificio”
de Andrei Tarkovsky, “Europa 51” de
Roberto Rossellini). Otras también de gran calidad artística están más cercanas
a nuestro gusto y sensibilidad. Ese gesto de entrega que muchas veces aparece
realizado repentinamente, siempre nace como fruto de la actitud de un corazón
abierto como el de Cristo hacía los que necesitan auxilio, apoyo y ayuda.
Ignacio Echevarría, el madrileño asesinado en los últimos atentados de Londres,
y creyente cristiano, es el último testimonio.
Braveheart (1995) EEUU de Mel Gibson
En el siglo XIV, los
escoceses viven oprimidos por los gravosos tributos y las injustas leyes
impuestas por los ingleses. William Wallace es un joven escocés que regresa a
su tierra después de muchos años de ausencia. Siendo un niño, toda su familia
fue asesinada por los ingleses que oprime al Reino de Escocia. La rebelión
contra sus crueldades lo convertirá en un líder entregado hasta la muerte por su
pueblo. Película popular donde las haya, magníficamente realizada, entusiasma a
todos los públicos y es un ejemplo más de un corazón bravo que se entrega por los demás.
Grand Torino. (EEUU, 2008) de Clint Eastwood
Kowalski, es un
veterano de la guerra de Corea, y que vive jubilado y solitario acompañado de
lo único que le gusta: su coche gran Torino de 1972. Uraño, intolerante,
xenófobo va cambiando su duro corazón hasta volcarse, con sus últimas
consecuencias, en la ayuda de un joven adolescente chino y su familia. Es una
película maravillosa, llena de vida y como nos muestra la capacidad de
conversión del ser humano hasta el sacrificio. La secuencia final, inesperada,
simbólica, es una referencia a la muerte de Cristo.
Popieluzsko (Polonia, 2009) de Rafal Wieczynski
El sacerdote
católico Jerzy Popieluszko fue beatificado en 2010 por el Papa Benedicto XVI.
El padre Popieluzko fue torturado y asesinado por la policía por apoyar al
mundo obrero durante el régimen comunista polaco. Convertido en un mártir, su
coraje y su fe arrastraron a muchos compatriotas que arriesgaron su vida en
defensa de la libertad y la dignidad humana. Es una película sumamente
interesante que nos habla del compromiso evangélico que lucha por la libertad y
la justicia. Su narración es algo confusa, pero siempre prevalece su valiente
mensaje.
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