Compasión
En la muerte de María Hidalba
Pero el cielo no es azul esta vez,
ni tampoco su vacío se llena de albas estrellas.
Es blanco de estupor, de llanto compartido,
pues anda pintado con el color de las lágrimas.
¿Quién anda detrás?
¿Quién ha descolorido sus azules de siempre?
¿Qué ojos desde fuera y desde lejos
nos contemplan con la mirada del ansia y de la espera?
El albor de la esperanza
¡Llegará un día
en que el blanco pañuelo de la vida
enjugará nuestros ojos arrasados!
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