El último día del año
Te parece que has llegado
hasta el último día de este año infinito,
como se fuera una altísima cima escalada.
Y sin embargo, es él quien hasta ti ha llegado,
con el silencio de una serpiente ignota,
con el sigilo de un escorpión furioso.
Pues no son tus pies los que te han llevado
ni siquiera el pulso de tus venas,
ni alterado, el pálpito de tu corazón.
Enseguida pretendes hacer balance
y como si fueras un viejo tendero,
ponderas cuál es su peso,
cómo es su textura,
cuál, la ganancia.
Y no sabes que es él quien te ha conducido
por estos caminos de extravío
y solo él sabe qué es lo que ganar has podido,
y qué pérdidas lamentables te ha dejado.
¡Oh tiempo,
quién entre las manos pillado te tuviera!
Y en la boca reseca, con regusto cansado,
la sed que nunca cesa.
Tal vez mañana, tal vez mañana
brote por fin el agua fresca
y el hombre reviva su esperanza.