Cristiano Ronaldo está triste

“La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.”

Revistas, periódicos, webs y telediarios nos hablan, tendido y largo, de la tristeza de Cristiano Ronaldo. A mí me da una gran vergüenza ajena que a ese eufórico señor futbolista que resplandece optimismo, felicidad y alegría a través de las proezas de ese su cuerpo serrano (y danone), se le arrugue éste un poco  porque dice que está triste. 

¡Millones de personas están tristes y con muchísima razón y a nadie les preocupa ni sale en la televisión!

Aplaudo a la gente joven que juega al futbol como ejercicio deportivo, como aficionados. Me gustan los clubs de futbol, sencillos -como el Levante- que siempre se lo curran. Abomino de esos deportistas profesionales, trasnformados en dioses modernos, y del mundo profesional del futbol que no tienen escrúpulos en manejar  y ganar cifras millonarias de euros, en un tiempo de inmensa y  triste penuria  económica y que clama por la solidaridad. Es un pecado mortal, y creo también es pecado mortal envidiarlos, idolatrarlos, ponerlos como estímulo de éxito para la juventud..

 En este asunto creo que soy un talibán. ¡Pido indulgencia, si me equivoco!