
Dos personas que oyeron estas palabras:

-Mira, madre, -le diría Jesús- es muy fácil que
si hago lo que tengo que hacer, acabaré mal, muy mal. Sé que peligrará mi vida.
Pero el poder de Dios mi Padre es más fuerte que la muerte.
Ay, hijo, -diría la madre- eso ya me lo barruntaba yo. Cuando
te presenté en el templo un abuelito me habló de de una espada en el corazón. ¡Hágase
tu voluntad! (Ayer fue a fiesta de la Virgen de los Dolores ¡Mater Dolorosa!).
Pedro, quizá de otro modo, también lo oyó. El bravo y bruto
pescador, soltaría tal vez un taco y mostraría su espíritu rebelde.
Jesús se enfada,
le reprende y decide arrancar hacia Jerusalén para coger la Cruz.
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