Me entero
que ha fallecido el cardenal Carlo María Martini. Además de tener apellido que recuerda el solaz
de una bebida que me gusta, el ex Arzobispo y Cardenal de Milán ha sido un personaje eclesiástico
muy querido por todos, cuyos escritos y declaraciones, como buen jesuita que era,
rezumaban espíritu evangélico, sentimiento eclesial y proyección de futuro (o
sea, sentido común cristiano).
Eterno
opositor a Papa en los conclaves, nunca llegó a serlo y en mis deseos y fantasías
eclesiales uno se imagina una configuración de cómo sería hoy la Iglesia, si,
en vez de ser elegido Joseph Ratzinger en aquellos en el último cónclave, hubiese sido
papa electo el cardenal Martini. En 2008 pidió una reforma de la Iglesia.
Hoy
he hecho lo que siempre hago a la muerte de alguien que aprecio: leer alguna página
de sus libros (además de rezar por su alma). Os recomiendo uno: “Conversaciones nocturnas en Jerusalén”.
Aquí teneis algunas perlas entresacadas de su ultimo libro
"Estamos todos en la misma barca"
"Ha habido épocas en las que la participación activa
de las comunidades cristianas era mucho más intensa"
"No pienso en un Vaticano
III, pero sí en un concilio sobre la relación de la Iglesia con los
divorciados"
"La confesión es un
sacramento exangüe. Se confiesa algún pecado, se obtiene el perdón, se dice una
oración y se acabó"
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