También mi
amigo Olbier Hernandez Carbonell está en parecida situación a la mía: a punto
de empezar su labor de párroco en una nueva parroquia. Ya sabéis que el arzobispo
de Valencia, don Carlos -nuestro jefe-, lo ha nombrado Cura de la parroquia de San
Miguel de Soternes, en Mislata. Precisamente la parroquia que ha dejado vacante el también nominado futuro cura de la Parroquia
de Nuestra Señora de los Ángeles de El Cabanyal.
¡Algo se
mueve en la Iglesia de los Poblados Marítimos!
Asi, mi
amigo Olbier, sacerdote cubano, - treinta y ocho años, doce de cura- que hasta ahora ha trabajado pastoralmente en
Santa María del Mar, estos días tendrá
el corazón lleno de ilusión porque va a empezar una nueva etapa en su vida
sacerdotal. Comparto con él pues la
misma ilusión. Igualmente me lo imagino también como yo, algo preocupado, por
pensar si va a saber acertar en sus nuevas tareas pastorales.
¡No hay que
tener miedo! ¡A empezar de nuevo!
Por encima
de nuestros aciertos o de nuestros errores, como párrocos, no nos fallará el
cuidado discreto de Dios que siempre está en obra en nuestras vidas, previendo
nuestras necesidades, alentándonos a vivir en el aquí y ahora sin angustiarnos
por el mañana.
Enhorabuena,
Olbier: que puedas hacer todo el bien que deseas a tus nuevos feligreses.
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