Estos que aquí veis son amigos míos y también vuestros: José Mera y José Polo, párrocos, el uno,
de san Mauro y el otro, del Rosario. Están alegres y
contentos porque andan celebrando el cincuenta aniversario de su ordenación de presbíteros, o sea, sus bodas de oro
sacerdotales.
Están brindando llenos de júbilo porque no es para menos; durante
cincuenta años, ellos han cumplido no solamente con su oficio, sino sobre todo, han
intentado realizar la misión que Jesús les encomendó a través de la vocación para ser pescadores
de hombres, pastores de almas.
Cincuenta años de su vida gastadas en anunciar el Evangelio de Jesucristo: ello,
seguro, los ha hecho felices y nos han hecho felices a los demás. Por eso hay que congratularse y felicitarles y rezar por ellos, para
que continúen con el mismo entusiasmo anunciando la Buena Noticia de Jesús: que Dios es nuestro Padre y nosotros somos sus hijos.
“¡Ad multos annos!”
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