Mañana
el rey Felipe VI será proclamado en una ceremonia laica prácticamente inventada,
que rompe con todo tipo de tradición. No habrá misa ni ningún tipo de rito
religioso: el laicismo del Estado Español parece el más enérgico los países del mundo.
Apartado de lo sagrado, el poder del rey queda así también muy mermado. No irá, según
he leído, vestido con uniforme militar. También el poder del ejército, de la fuerza,
de las armas no le garantiza el trono.
Es
el rey de una monarquía constitucional. El poder no está basado ni en Dios, ni
en la fuerza militar: solamente lo recibe del pueblo que es le verdadero
soberano y que ha votado esa constitución.
A
mí esto me parece muy bonito, pero me parece también que todo este rollo de
este tipo de monarquía, tiene bastante de pantomima.
Un
rey que depende del consenso político, de sus aciertos o errores, de las filias
o fobias del pueblo, de la encuestas de la demoscopia, de los apoyos de los políticos, no me parece un rey de verdad.
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