La Romería del Rocío de Valencia: Los caminos del Rocío (I)

Los rocieros afirman que cada año los caminos del Rocío son diferentes. Y así es: psicológica y espiritualmente cada año los romeros andan un camino íntimo que no se parece al anterior. Pero el espacio geográfico que se recorre el camino siempre es el mismo para cada Hermandad.

El camino que hace la Hermandad de Valencia está prácticamente ya fijado (en los primeros años siempre se hacían muchas variaciones). Obviando el largo viaje de ida y vuelta desde Valencia a Sevilla (679 km) o hasta Benacazón (un pueblo que está a 23 km de la capital andaluza), los caminos del Rocío de la Hermandad se recorren en tres días con sus tres noches y se andan alrededer de 75 kilometros.

El lunes previo a Pentecostés, saliendo desde Valencia en autobús, después de haber celebrado la Misa y bendición de Romeros se llega a Benacazón donde una vez aderezadas y adornadas las carretas y especialmente la del Simpecado se desfila por las calles del pueblo que con gran gentío, que espera, admira, aplaude y canta a la Hermandad de Valencia hasta que llega a la parroquia donde ésta saluda a la Junta de Gobierno de la Hermandad del pueblo. Es un momento de gran alegría y alborozo. Después, primera noche de camino.

Al día siguiente, empieza ya lo que podríamos llamar propiamente el Camino del Rocío. Primera etapa desde Benacazón hasta los pinares de Aznalcázar. Solamente unos 15 km. Se llega relativamente pronto a la parada y se tiene toda la tarde libre para descansar, o recuperar el sueño que ya anda lastrando los párpados de los romeros ( A este tiempo los rocieros lo llaman el “sesteo”).

Al atardecer, con una gran devoción, los romeros, sentados alrededor de la imagen de la Virgen del Rocío del Simpecado, entronizado en su carreta, rezan el rosario cantado por sevillanas. Es el momento de recogimiento, del silencio interior, en que cada uno se acuerda de sus seres queridos, y pide a la Virgen por sus necesidades. El bosque de altos pinos que nos rodea y el cielo estrellado que nos cubre, semejan un gran templo. Después de cenar, se continúa la fiesta cantando hasta la madrugada plegarias y cantos a la Blanca Paloma. Por las noches refresca mucho, hace bastante frío: los romeros se abrigan con buena ropa. Algunos cantando están hasta el amanecer. Otros se refugian en su tienda de campaña o en su carreta.