Los
entierros en España No sé si a cuenta del Ministerio de Cultura o por cualquier
otro ente cultural cervantino, se andan buscando, cuatro siglos después, los
restos del cuerpo de Miguel de Cervantes, nuestro eximio escritor. Parece ser
que hay pistas fidedignas para encontrarlo. Enterrado en un convento de Madrid,
y olvidado prácticamente su lugar, la restauración en su tiempo de dicho
convento, hizo que Cervantes fuera un muerto más de los que hay enterrados en
el subsuelo de dicho convento.
Hace
unos años, con motivo de aquello que se inventó el “eximio” Zapatero -la
Memoria Histórica- también se hizo lo mismo con García Lorca. Buscaron,
rastrearon, excavaron y… al final nada más se supo.
Es
la gran afición de los españoles: preocuparse más de los muertos y sus
entierros que de los vivos. Ya el otro día, Rubalcaba cuando se vio obligado,
por el fracaso de las urnas, a dimitir, lo advirtió. Vituperado por los suyos,
en cuanto presentó la baja en el cargo todo el mundo comenzó a ensalzarle.
Rubalcaba dijo -más o menos- que aquí en España, estaba el lugar donde más entierros
bonitos se hacían.
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