Harvey Weinstein, el productor de cine y más grande acosador y abusador que han visto todos los tiempos, tenía una de estas condecoraciones que instituyó nada menos que Napoleón. Ahora el Presidente francés Monsieur Macron ha pedido que se le despoje de ella y así será concedido. Así, que ¡medallas fuera!
Resulta sin embargo que el hijo de un exiliado español pidió que se le retirase a Francisco Franco las dos insignias -¡dos! que se le concedieron por su colaboración con el nefasto General Petain, allá en 1928 y en 1930. Como Franco está muerto y bien muerto, pese a que para bien o para mal de algunos, aun quieran resucitarlo, el Tribunal Administrativo de estos asuntos de la República Francesa se lo ha denegado. Así que el dictador, en su tumba del Valle de los Caídos, bajo la marmórea losa, seguirá luciendo las insignes medallas.
A mí me ha hecho pensar en las manías y obsesiones llenas de saña de algunos vengadores irredentos que interpretan las normas de la Ley de la Memoria Histórica en nuestra patria. Me imagino al denostado Caudillo diciendo: “¡Santa Rita, Rita, lo que se da, no se quita!
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