jueves, 10 de abril de 2014

Ida





Estamos en Polonia, en 1962. Anna es una novicia que está a punto de tomar los hábitos. La madre superiora del convento donde ella prácticamente se ha criado, le indica que antes, debe visitar al único familiar que tiene: su tía Wanda. Esta es una mujer despótica y sin escrúpulos, que ejerce de juez. Durante la época de los nazis, colaboró con éstos en la eliminación de los judíos. Pronto le dice a Anna que su nombre es más bien Ida, y que sus padres eran judíos. Una familia católica la adoptó al perder a sus padres en el Holocausto. Ambas, Wanda e Ida recorren media Polonia (pobre, triste y oprimida)  buscando los restos de los padres de la novicia. Ésta, a medio camino, se enamora de un muchacho músico de jazz. ¿Qué hará? Dejará el convento o se quedará con él? La película recuerda  Viridiana, de Luis Buñuel.

Este es el argumento (deficientemente contado) de Ida, una película dirigida por Pawel Pawlikowski. Una película maravillosa, austera como pocas, fotografiada en blanco y negro fulgurante, con pantalla cuadrada como las películas antiguas. La belleza y la emoción que desprende la tornan en una de esas películas casi inolvidables.

Os la recomiendo. (Abstenerse espectadores devoradores de palomitas)

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