No he querido
colocar, como cabecera de de esta entrada, la foto que aparece hoy en el
periódico “Levante”, comentando el buen tiempo que hizo ayer Viernes Santo en
el Distrito Marítimo que está celebrando la Semana Santa y que repercutió en la
afluencia de bañistas en la playa.
Me parece algo
indignante, y no quiero sumarme algo más a la indignación que contemplando la
foto, cualquier persona sensata puede provocarle. Ya saben: unas muchachas en
bikini, tumbadas boca abajo en la arena, tomando el sol mientras al lado desfilan
unos cofrades, vestidos de penitentes de arriba abajo, trasladan una imagen de
un Cristo Crucificado.
Muchas veces las
cosas, las personas y sus situaciones y actos son inocentes. Lo que ensucia
todo es la mirada con que se miran. Y el ojo del fotógrafo (no el de la cámara, tambien inocente) buscó la situación y
oportunidad que permite enturbiar totalmente las miradas. Aquí ya ni las
muchachas son respetadas en el ocio inocente de tomar el sol, ni los penitentes
son respetados en sus creencias.
Con toda la malicia después, la foto se coloca
nada menos que en portada, como la prensa amarilla hace, seguramente para así veder
más ejemplares.
Es verdad que a muchos
de nosotros nos halaga salir en las
fotos y noticias de los papeles y además les damos toda suerte de facilidades.
Los fotógrafos, cámaras de televisión, periodistas se creen entonces dioses que
pueden pasarse todas las reglas de dignidad, nobleza y respeto y se crecen y
campean sin miramiento por nuestros templos y procesiones como los gallitos del
corral.
Pero todo tiene
un límite, y ese tipo de fotos complacen más a los descreídos y hostiles a lo religioso, mientras hieren
profundamente a los cofrades, a los creyentes y a las personas respetuosas.
Lo siento por la
Hermandad del Cristo del Amparo que se merece otro trato y desde aquí comparto
con ellos mi indignación y protesta. ¡Algo habría que hacer!
Estoy completamente de acuerdo con usted José Luis.
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