sábado, 19 de abril de 2014

Una cofradía en la playa



No he querido colocar, como cabecera de de esta entrada, la foto que aparece hoy en el periódico “Levante”, comentando el buen tiempo que hizo ayer Viernes Santo en el Distrito Marítimo que está celebrando la Semana Santa y que repercutió en la afluencia de bañistas en la playa.

Me parece algo indignante, y no quiero sumarme algo más a la indignación que contemplando la foto, cualquier persona sensata puede provocarle. Ya saben: unas muchachas en bikini, tumbadas boca abajo en la arena, tomando el sol mientras al lado desfilan unos cofrades, vestidos de penitentes de arriba abajo, trasladan una imagen de un Cristo Crucificado.

Muchas veces las cosas, las personas y sus situaciones y actos son inocentes. Lo que ensucia todo es la mirada con que se miran. Y el ojo del fotógrafo (no el de la cámara, tambien inocente) buscó la situación y oportunidad que permite enturbiar totalmente las miradas. Aquí ya ni las muchachas son respetadas en el ocio inocente de tomar el sol, ni los penitentes son respetados en sus creencias.

 Con toda la malicia después, la foto se coloca nada menos que en portada, como la prensa amarilla hace, seguramente para así veder más ejemplares.

Es verdad que a muchos de nosotros nos  halaga salir en las fotos y noticias de los papeles y además les damos toda suerte de facilidades. Los fotógrafos, cámaras de televisión, periodistas se creen entonces dioses que pueden pasarse todas las reglas de dignidad, nobleza y respeto y se crecen y campean sin miramiento por nuestros templos y procesiones como los gallitos del corral.

Pero todo tiene un límite, y ese tipo de fotos complacen más a los descreídos  y hostiles a lo religioso, mientras hieren profundamente a los cofrades, a los creyentes y a las personas respetuosas.

Lo siento por la Hermandad del Cristo del Amparo que se merece otro trato y desde aquí comparto con ellos mi indignación y protesta. ¡Algo habría que hacer!

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