domingo, 6 de abril de 2014

¡Lázaro, sal fuera! ( a propósito del Evangelio del Domingo)





Yo creo que Lázaro somos cada uno de nosotros. Solamente el encuentro de Jesús hace posible que nosotros revivamos. Y ¿qué es lo que a nosotros nos mata, nos tiene vendados y cubiertos con un sudario? Todo aquello que nos empobrece, no encadena, nos va eliminando poco a poco: el egoísmo y las pasiones, el olvido de los demás, la insolidaridad y la injusticia.

Y Lázaro salió fuera, rompió los vendajes de su mortaja, quitóse el paño del sudario, y volvió a vivir con la luz que le había dado su amigo Jesús. Salió fuera del sepulcro de su propio yo.

Por eso hay que llenarse de esperanza y esperar y salir al encuentro del Señor, hacernos los encontradizos con Jesús: nos fortaleceremos para la vida, para la vida en plenitud.

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