¿SE AVECINA UNA GRAVE CRISIS DEL CINE? (1)
Hubo un tiempo en que era muy fácil enterarse con antelación suficiente qué películas iban a pasar por televisión. De hecho, en aquel entonces, el cine era un gran soporte para los poquísimos canales de televisión que podíamos ver. La producción de programas propios era muy escasa, además de tener el inconveniente de gastos económicos que los presupuestos estatales no permitían. Tampoco había casi competencia. Aquí en España, durante mucho tiempo solamente conocíamos el primer canal que era Televisión Española y el UHF, el segundo canal que especialmente emitía programas culturales. Así era muy fácil la información general de la programación de la televisión con más de una semana de adelanto. Sabías por ejemplo con antelación aquellas grandes películas clásicas que programaba la segunda cande o UHF a latas horas de la noche.
Se publicaban pequeñas revistas que indicaban la programación de la televisión (“Teleprograma”). Así que era muy fácil para los que les gustaba el buen cine buscar entre sus páginas aquellas películas (¡muchas de ellas en blanco y negro!) Interesantes o que eran verdaderas obras maestras del cine, difíciles de ver ya en la pantalla grande a la que el público todavía acudía masivamente. Todos formamos nuestra pequeña cultura cinematográfica contemplando aquellas emisiones. Nos consolábamos entonces con verlas en la pantalla pequeña -bastante pequeña, por cierto, pues los televisores de cincuenta y cinco pulgadas o más son relativamente recientes-.
Éstos han hecho que la sensación de ver una película en una sala de cine parezca ya posible en nuestras salas de estar. Decimos que con la televisión ya tenemos el cine en casa. Pero no nos llamemos a engaños. Su función es subsidiaria. Ver una película en televisión es como contemplar en una postal la escultura del Moisés de Miguel Ángel, nos da su referencia. Verla en vivo y en directo, en San Pietro In Vinculi, es la experiencia original e intransferible.
Éstos han hecho que la sensación de ver una película en una sala de cine parezca ya posible en nuestras salas de estar. Decimos que con la televisión ya tenemos el cine en casa. Pero no nos llamemos a engaños. Su función es subsidiaria. Ver una película en televisión es como contemplar en una postal la escultura del Moisés de Miguel Ángel, nos da su referencia. Verla en vivo y en directo, en San Pietro In Vinculi, es la experiencia original e intransferible.
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