Después del 6 de enero
Cada mañana
las agujas del reloj
me marcan las señales de mi vida.
Pero escuchando a Dios
todo se diluye en un desvanecido sueño.
(Bach, en la radio,
me lo corrobora).
¡Este Dios que no es pálpito de corazón,
ni pensamiento afortunado,
sino estrecha, cálida y temblorosa presencia!
Cada dia la realidad de mi vida me recuerda la velocidad de las agujas del reloj y como el rumor de la catarata es el aviso de su proximidad mientras que el gran río de lo desconocido, en frágil barquichuela, me arrastra sin piedad hasta la caída en el vacío.
ResponderEliminarEsa presencia de Dios es la rama salvadora que nos liberará......? Porqué Temblorosa?. Como se puede escuchar a Dios si no es a través de nuestro prójimo?