Una de mis más favoritas aficiones (y
frustraciones: cómo me hubiera gustado haber aprendido a tocar un instrumento)
es la música clásica; aprecio también y mucho la "moderna". Así qué
cuando se apaga la estrella de algún músico de valía -compositor o intérprete-,
lo siento enormemente. Y le rindo mi pequeño homenaje: escuchar o ver en DVD
alguna de sus músicas.
Ahora ha fallecido Claudio Abbado, uno de los
más grandes directores de orquesta de los últimos tiempos. Un músico de una elegancia y sobriedad
impresionante. Verlo dirigir es elevarse a las más puras atmósferas.
Así pues, esta noche he tenido una velada
magnífica. Sentado delante de mi gran pantalla de televisión, he oído y visto
la interpretación que hace Claudia Abbado de la Quinta Sinfonía de Gustav
Mahler con la Orquesta Filarmónica de Berlín. ¿Podéis imaginar la emoción contenida
del famoso adagietto de la quinta?
No hay comentarios:
Publicar un comentario