A finales de abril, en la primavera, se celebra en toda España el Día del Libro. En Cataluña, con motivo de la festividad de San Jorge y en el resto del país recordando la muerte de dos grandes escritores: Cervantes y Shakespeare. Por razones obvias este año no se pudo celebrar en esas determinadas fechas así que ahora en pleno verano, hoy día 24 de julio, se celebra este Día del Libro.
Hay muchos que pueden vivir sin leer libros, yo cuando no lo hago, casi sufro síndrome de abstinencia. Los libros ahora verdaderamente están al alcance de todos (aunque su precio debería estar un poco más rebajado) pero quizá la vida social que muchos llevan no permite saber encontrar ese hueco mágico de tiempo y silencio para dedicarse a la lectura. Viajar en el tiempo, vivir experiencias inéditas, palpar la belleza, profundizar en el interior de tu corazón, compartir penas y alegrías de la humanidad, reírte abiertamente: esto es lo que me aporta a mí la lectura.
Así que esta mañana después de hacer algunos recados por la calle, he entrado en una librería pequeña y sencilla, de barrio, y me he comprado un libro que esta tarde ya he estado ojeando (ojeando de ojo, hojeando pasando sus hojas). El libro es "A propósito de nada", la autobiografía reciente que ha escrito sobre sí Woody Allen. Me esperan ratos divertidos, interesantes e incluso polémicos y discutibles.
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